Una de las razones básicas que han producido la inflación más alta del mundo y la escasez de bienes y servicios fundamentales para la población, se halla en el persistente acoso que el Gobierno Nacional ha mantenido contra la empresa privada desde hace más de una década, así como en los rígidos controles de cambio y precios.
El Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad) como organización que promueve, defiende y educa en los principios de libre empresa y la libertad individual, expresa su solidaridad con los empresarios que a pesar de las difíciles circunstancias siguen trabajando y protegiendo a sus trabajadores en Venezuela.
Este acoso, además de la rígida legislación laboral, ha conducido al cierre de centenares de empresas, ha impedido la creación de empleos productivos y ha desestimulado la inversión nacional y foránea, al punto de ser Venezuela, al lado de Haití, el país que registra la menor inversión del continente y se posiciona en el Índice de Libertad Económica, en el último puesto como la economía más reprimida.
A dirigentes de gremios empresariales, se les amenaza continuamente con expropiaciones y confiscaciones, o se les anima para que se marchen del país. La excusa utilizada en esta perjudicial maniobra, es una supuesta “guerra económica” cuyas armas serían el sabotaje, el acaparamiento y la especulación, impulsadas por el sector productivo. Esta es una falacia que no resiste el menor análisis.
Numerosos bienes que escasean en los anaqueles y cuyos precios se han disparado, debido a su escasez, deberían ser producidos por fábricas pertenecientes al Gobierno, ya sea porque las expropió o porque las confiscó. En manos del sector público esas factorías, antes eficientes, pasaron a arrojar pérdidas y a producir en muy baja escala.
Las cabillas y el cemento son dos ejemplos que pueden citarse, entre muchos otros. La energía eléctrica falla de forma permanente en todo el territorio nacional, a pesar de que su generación, trasmisión y distribución está en manos exclusivas del Estado.
Sin las empresas privadas ¿quién va a producir en Venezuela? Una pregunta sencilla pero muy dramática. Ya el Gobierno Nacional demostró su ineficacia. Ahora la va a agravar.
La empresa privada es fundamental para generar empleos decentes, estables y bien remunerados. Sin su aporte el país seguirá hundido en la crisis y cuyas peores víctimas son las familias más pobres, obligadas a soportar interminables colas para conseguir bienes de primera necesidad y pagar el costo de la inflación incontenible, consecuencia de los controles, la incompetencia, el cerco a la propiedad privada y la corrupción.